CERO TOLERANCIA Y REPUDIO TOTAL A LA FALTA DE CIVISMO.

Muchos de mis lectores ya conocen mi carácter crítico, también saben que me opongo a muchos de los comportamientos y costumbres establecidos en nuestra sociedad, la piedra se me salta fácilmente y cuando esto sucede lo expreso, este artículo no es la excepción. Tengo gran apreciación por el comportamiento cívico y la cultura ciudadana; por esta razón me irrita profundamente cuando las personas tienden a degradar sin ningún reparo las mínimas normas de civismo y convivencia.

Colombia está llena de personas incívicas, estériles culturalmente, no es un problema de algunas regiones, es todo un país que es devorado diariamente por este cáncer que es la falta de civismo. La impotencia que siento ante los actos incívicos, como ver una caneca de basura vacía y la gente arrojando papeles y demás envolturas al suelo, basura por la ventanilla de los buses, por las ventanas de los carros particulares, excremento de animales en los andenes porque sus dueños no lo recogen, cualquier zona publica incluso las iglesias, utilizados como orinales, espacios para minusválidos ocupados por personas sanas, conductores de servicio público y particulares que no respetan los paraderos , las cebras y demás señales de tránsito; todo esto y más me produce una rabia tremenda, vergüenza de pertenecer a esta sociedad de ciudadanos paupérrimos y retrógrados. 

Este es un gran problema de cultura, de tolerancia, es buscar el bienestar propio pasando por encima de toda regla de convivencia ciudadana, falta de sentido de pertenencia por nuestros parques, calles, vecindarios, ciudades y país. Hoy invito a todos a repudiar estos actos incultos, incívicos, de una manera enérgica, cero tolerancia con estas personas, porque está comprobado que las campanas cívicas son un fracaso; una buena solución sería la sanción a estos comportamientos. 

Y si usted amigo lector es una de estas personas lo invito a reflexionar, para que entre todos aportando un granito de arena construyamos una mejor sociedad, un mejor país. Es tan fácil como empezar por arrojar el papelito en la cesta.