16 jun 2009

LAS NOVIAS NO SE LLEVAN A LOS MOTELES.


En pleno siglo XXI donde según nuestros abuelos los valores de antaño se perdieron y la juventud está perdida en un desenfrenado auge de sexo y libertinaje. Suena descabellado pensar que las mujeres en especial las adolescentes mantienen vivo el tabú de los moteles.

“yo nunca he ido a un motel, cuando tiro con mi novio lo hacemos en su casa” el novio vive con los papas, tres hermanos y un par de abuelos, pero ella tira con él en su casa. No es raro que a los hombres traten de engañarnos las mujeres con esta gran mentira universal, lo que es inverosímil es que entre ellas mismas se oculten las entradas y salidas a estos santuarios de la clandestinidad y el placer. 

Llevar a la novia a un motel últimamente se ha convertido en un pecado, va contra la moral y es una ofensa siquiera darle entender que ella ha estado en uno de estos sitios. porque ninguna los conoce, haber moteliado las convierte en unas putas ante los ojos del incauto novio.

El primer motel se construyó en San Luis Obispo, California, en 1925. Se llamaba Motel Inn. La palabra motel es una contracción de dos palabras motor y hotel. Henry Ford (1863-1947, fundador de la compañía automotriz que lleva su apellido) puso los automóviles al alcance de los ciudadanos comunes. Esto permitió que en los años 1920's se popularizaran los viajes en auto. Esta nueva clase de viajeros, llamados "motoristas", necesitaban hoteles especiales que podrían acomodar, no sólo a ellos, sino que también a sus máquinas. La característica de los moteles es que están cerca de la carretera y tienen estacionamiento junto a la pieza que se arrienda.

Un MOTEL está muy lejos de ser un cuarto sucio, frío y oscuro, en realidad son sitios que te brindan un espacio de intimidad con tu pareja. mejor que tirar en la casa del novio, pues aquí se puede tener la libertad de hacer lo que se quiera sin temor a ser escuchado, además es excitante explorar cuartos desconocidos creados exclusivamente para tener sexo, un motel es un paraíso de amores clandestinos, donde nadie critica pues todos van a lo mismo, a tirar. las sillas, los espejos en el techo, el baño de vidrio, el olor a talco de bebe, y los jabones chiquitos, es algo que yo no cambio por la frialdad y monotonía de una casa.

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